sábado, 23 de marzo de 2013

Amar a Poldy

Siempre tuve una debilidad por los textos que escribe Poldy Bird, y esto ocurre desde que tengo uso de la memoria prácticamente. 
Me acuerdo que cuando era chica, mi tía le dio dos libros a mi hermana (no se los obsequió, simplemente fue como uno de esos préstamos que se hacen sabiendo que no lo son en verdad). Uno de esos libros, tenía en la tapa la imagen de una chica llorando y el título no era muy agradable que digamos para mí. Supongo que mi mamá me explicó que no se lo recomendaba leer con "rimmel" ya que éste se corría fácilmente con el llanto. Basándome en esa explicación, en la impresión que me daba el azul tan tétrico de la tapa y en que no me fascinaba ni un poco leer, decidí seguir con mi vida normalmente ignorando el hecho de que existía ése tipo de libro y que, estaban en el poder de mi hermana (a tan sólo una biblioteca de mi alcance).
Ahora bien, no sé en qué momento pasó que simplemente me acerqué a esos dos libros que tan sólo un par de años antes me parecían espantosos. Estaban casi destruidos (no tanto como lo quedaron después de que me adueñara completamente de ellos), pero a la vez remendados con cintas. Lo más lindo que tenían (y tienen, porque ahora yo también formo parte de eso) es poder encontrar en ellos algo (como tal vez un boleto o una flor seca envuelta en un papel) señalando el cuento favorito de alguien. Y ni hablar de las dedicatorias... Pero bueno, yo quiero contarles que decidí sumarme a esa casi tradición de marcar el cuento favorito de cada mujer de esta familia la vez que encontré un pez hecho en origami (muy lindo por cierto) que mi mamá confesó haber hecho para un trabajo cuando estudiaba (sí, así de tantos años tenía/tiene); creo que ni siquiera lo pensé, tomé el pez hecho de papel  y lo puse en la página número 17 de "Cuentos para leer sin rimmel", donde se daba inicio al único cuento de Poldy que logró trasmitirme esa angustia tan horrorosa mezclada con temor que sigo sintiendo cada vez que lo leo. Aún así "Esa no era mamá" será por siempre mi relato preferido.
Sé que tal vez no tenga mucho sentido que haga una entrada recordando cosas como las que escribí arriba, pero por algún extraño motivo hoy volví a agarrar los libros (esos dos y uno que me compró mi vieja el año pasado), y no pude evitar pensar en lo hermoso y gratificante que sería poder tener todos sus libros, todos sus textos, y que si el día de mañana llegara a tener una hija (o hijo, por qué no) ella pudiera sentir el mismo encanto que sentí yo la primera vez que elegí leer un libro de Poldy Bird.

lunes, 11 de marzo de 2013

Desesperadamente sentía la obligación conmigo misma de hacer esta entrada (tal vez creí que así podría alivianar mi peso, pero ahora me retracto). De todos modos, sin demasiada palabrería quiero que quien la lea, pueda comprender ese sentimiento de angustia que se siente al principio muy diminuto y que va intensificándose muy lentamente hasta tomar por completo la razón y ponerla a merced de él...
Una vez leí en una novela, la cuál me tomo el atrevimiento de decir que fue la única que llegó hasta lo más hondo de mi ser (aunque se sabe que en cuanto a tema libros soy un cero a la izquierda e incluso me pierdo de millones de fantásticas historias), una frase que me quedó retumbando desde ese momento. Si bien entendía el significado perfectamente desde aquél entonces, por algún extraño motivo hoy sentada en la estación esperando el colectivo para (por fin) volver a casa, la recordé. Si les dijera que se me heló la sangre no exageraría. 
Ahora bien, cuando la lean podrán comprender que no fue exactamente mi caso, pero quiero que tengan presentes dos cosas: 
  • el momento exacto en el cual estaba mi razón completamente embrollada (y la desesperación se iba apoderando del poco juicio que me quedaba intacto) y al darme vuelta pude observar que de golpe el cielo se había nublado; y así, por arte de magia, inesperadamente me sentí protegida;
  • y el preciso instante en el que sentada en el banco de la estación, no pude contener las lágrimas ya que éstas estaban dispuestas a escaparse de la manera que fuese. 

Una vez explicado ésto, antes de copiar la frase y casi despidiéndome por completo, les recomiendo que no escuchen jamás la canción "Dos extraños" de la banda "Rock a la orden" angustiados, completamente desorientados mirando la forma en que caen las gotas desde el cielo; adiós.

"El día del entierro comprendí por qué en las películas los funerales se filman siempre con lluvia. En el cementerio donde lo enterraron los pájaros cantaban, había flores, el césped brillaba. Comprendí que la luz del sol es despiadada, son las sombras las que nos protegen"
Antonio Santa Ana - Los ojos del perro siberiano  

sábado, 9 de marzo de 2013

Des-amedrentarte


¿Remarcarme los errores siempre te resultó fácil, verdad? ¿A qué le tenes miedo? ¿Acaso temés a que sea igual a vos, o todo eso que no sos porque nunca te animaste a serlo? ¿Qué pretendés de mí? Lo único que puedo decirte es que ni vos ni yo queremos el mismo futuro para mí, pero yo siempre voy a elegir mi opción no la tuya (deberías saberlo).
Vos sos una de las personas que más daño me hizo pero sin embargo no puedo odiarte. Sé que debería hacerlo, pero me resulta imposible. Y lo que más me duele es defenderte con uñas y dientes, valorarte mucho más de lo que en verdad debería hacerlo...
Nunca entendí si tus sueños eran tan simples o alguna vez fueron lo suficientemente grandes que ahora te quedan chicos. No sé si estás conformándote con lo poco que tenés o si en verdad es eso poco lo que querés tener. No sé si tenes miedo a pasar un mañana sola o si en verdad no te das cuenta que pase lo que pase no vas a estarlo porque me vas a tener a mí. Siempre te lo dije, ibamos a vivir juntas ¿te acordás? Ibas a poder malcriar a mis hijos, íbamos a ser como una familia de verdad; no como esto que intentamos ser ahora (y no nos sale). Pero lo único que haces es alejarme de vos.
Ambas sabemos perfectamente que nunca te gustaron mis sueños. Si bien desconozco el motivo, no me importa. Soy una obstinada, pero en verdad creo que puedo cambiar nuestras vidas (la mía, la tuya; nuestro futuro) ¿por qué no me dejás hacerlo? ¿Por qué mierda te empeñás en que sea algo que no quiero ser? Nunca me apoyaste en ninguno de mis proyectos, y en el que POR FIN decidís hacerlo es en el que jamás planeé yo. Seamos sinceras, estoy estudiando por vos..., si fuera por mí vaya a saber uno qué estaría haciendo en estos momentos en vez de estar llorando como la estúpida que soy. Claro que al parecer nunca te das cuenta de nada (ya no sé si es que en verdad no lo haces o no querés hacerlo).
Seré una ofuscada de mierda, pero lamentablemente hoy mis sueños se encuentran ante todo (y todos)... Vos decidís si seguirme o no.

lunes, 4 de marzo de 2013

Carry on:



Al parecer últimamente está de moda decir que uno puede vivir la vida que desee vivir, pero la pregunta ahora es ¿cuán cierto es?

"Pero no tengo ganas de vivir si no puedo cambiar aunque sea algo de esta mierda".
Anoche venía viajando para casa, y no pude evitar pensar en que nada de esta vida (la mía) me gusta tal y como es. Quiero tantas cosas cambiar, pero no tengo ni la más mínima chance de hacerlo. ¿Y saben qué es lo peor? que al parecer nadie parece darse cuenta de ésto.
Supongo que en otra vida debí haberlo tenido todo. Supongo que cualquier propósito al que aspiraba era alcanzado en su totalidad. Supongo que en otra vida fui todo lo feliz que ahora, en ésta, no soy. Supongo entonces, que también tenía una familia y amigos que me ayudaban a sostenerme y que ante cualquier fracaso asistían a mi encuentro para paliar el daño ocasionado. Claro que todas sus acciones eran puramente desinteresadas.