Verte sonreír, memorizar tu sonrisa con el fin de volver a recordarla (alrededor de unas cientas veces). Verte bailar, verte mirándome; Recordarte haciéndolo. ¿Qué dirías si me escucharas balbucear que te extraño? ¿Qué me dirías si te prometiera que todo algún día va a ser como me lo prometí a mi misma? No, ya sé que no va a suceder eso (ni nada, para ser sincera), pero que lindo es imaginarlo...
Por primera vez leí todas las crónicas que te escribí en algún momento, y dejame decirte que me sentí una estúpida. Pasaron cosas, no entre nosotros, claro está. Sigo siendo una "x" en tu vida (y en minúscula, porque ni siquiera soy significativa). Aún así, desde la primera vez que te escribí tenia dos deseos: el primero indiscutiblemente olvidarte (o al menos superarte) y al acordarme de vos soltar una carcajada sabiendo que sólo fue mi imaginación de pendeja confundida; y la segunda era que fueses mi última obsesión. Fallé en ambos dos, pero mucho más en el último.
Te odio desde la primera vez que supe de tu existencia, pero aún más desde aquél 19 de noviembre de 2011 que por alguna extraña razón decidí escribirte esperando que algún día estuviese la oportunidad de que me leyeras.
Te odio, para siempre mi amor.