miércoles, 29 de agosto de 2012

Van a ser las cuatro de la mañana de este jueves y yo acá, esperando algún límite. Claro que espero un límite inexistente, porque mi vieja ya no se preocupa por marcarlo, y yo no puedo ponérmelo. Soy impuntual, no cumplo con mis obligaciones, tengo el horario corrido, duermo cuantas horas quiero, me mando cagada tras cagada, no pienso en mi futuro ni en mi presente; me peleo con cuanta persona puedo, destruyo todo. ¿Y? Sí, acá estoy, esperando que alguien venga y me diga "fue suficiente", pero nadie viene a mi rescate. La voz que está adentro de mi cabeza me dice que la corte, que no haga chiquilinadas, pero no puedo, no respeto a esa voz, no me interesa respetarla. Y así sigo, dependiendo de mis estúpidos miedos. Y quiero madurar, y quiero ver todo como debo verlo, y hacerlo como debe ser hecho..., pero no lo hago, no maduro más. Y la terapia no me ayuda, porque sigo sin saber de qué manera autoayudarme, porque convengamos que esto sólo depende de mí misma. 
Buenas noches Constanza.
Es curioso, siempre tengo el autoestima en el lugar donde debe estar, pero debo confesar que al verla a ella tan perfecta, despreocupada, tan realizada, tan viva; mi autoestima cae desde un décimo piso incontables veces, hasta quedar destruida por completo. 
Hoy, esa sensación se repite por enésima vez, pero muy empeorada. Supongo que debo ser una estúpida por ser así (aunque más que suponer sé que lo soy) pero lamentablemente es lo que soy, y así me siento.
Es verdad, lo admito; sí, me cansé y finalmente lo admito.
Entre intentar no hacer demasiado ruido porque todos duermen, mi cabeza preocupada en las cosas que debería haber hecho pero sin embargo no hice y mis ansias de terminar con todo, lo pude admitir.
¿Y ahora qué hago? Porque admitirlo no fue tan complicado pero... ¿qué hago, lo modifico? ¿intento olvidarlo? ¿sigo siendo igual? ¿Qué carajo hago con esto que siento? ¿QUÉ?

martes, 28 de agosto de 2012

Violentada.

Si hubiera escrito esta entrada hace una hora, hubiera contado lo genial que fue leer anoche por obra del destino un cuento de Poldy que sin pensar, elegí leer (digo por obra del Destino, porque convengamos que podría haber elegido cualquier otro cuento pero no, justo leí ese), y dormirme con una especie de alegría interna que hacía mucho tiempo no sentía. También hubiera contado lo horrible de dormir todo el día, o lo tonta y feliz que me puse cuando me di cuenta que el capítulo de Floricienta era en el que El Conde y Flori se besaban (por fin). 
Tal vez hubiera contado lo ansiosa que estoy, el pinchazo que siento en el medio del estomago (que me provoca náuseas)..., pero no puedo. No la hice rato antes por simplemente no tener ganas, y ahora no puedo mentir y contar sólo esas banalidades sintiéndome una basura. Algo no esta bien, mejor dicho, nada lo está. Me siento una basura, y muy probablemente mañana por la mañana sea catalogada como tal. No soy la mejor hablando, porque sólo se gritar. Se pedir perdón, pero se que no vas a perdonarme (y ni siquiera sé por qué debería pedirlo en este caso). Te lastimé, me lastimaste, y fingiste que nada pasaba, lo cuál me lastimó mucho más. Yo sólo se gritar, y vos sólo callar. No puedo hacer como si nada hubiera pasado, disculpá, no soy como vos. El problema está, y como me ignorás te grito, hasta que te canses y te moleste, y finalmente me hables.

domingo, 26 de agosto de 2012


"Y lo escribí por todos lados, para procurar jamás olvidarlo... 
Y te dejé mi estrella, para que nunca olvides lo que podrías llegar a ser.
Deberías luchar por tus sueños, para que no sean simplemente eso,
No lo olvides, Constanza." 


sábado, 25 de agosto de 2012

Apartado Noveno.

 "Algunos tratan de no partir: amor... quedémonos aquí... Pero el que no parte también se queda solo."

Refutación del regreso, Alejandro Dolina.

viernes, 24 de agosto de 2012

Crónica de una Obsesión. Décima Quinta Parte.

Hablemos de cómo te entrometiste en mis sueños anoche. Hablemos de qué cruel forma necesito tenerte. Hablemos de como ni siquiera me registrás. No, mejor no hablemos.
¿Por qué tenés que ser tan inalcanzable? ¿Por qué? 
Recuerdo tu boca rozando mis labios, o al menos creo hacerlo. Recuerdo tus manos sobre mi cintura, ambos desparramados tan juntos sobre mi cama; vos encima mío y yo muriendo, sin poder respirar... 
Te recuerdo en aquél viaje, a vos hablando con esas chicas y a mí tan patéticamente saludándote. Recuerdo perfectamente que me moría de la envidia, porque no podía acercarme a vos como ellas. Y bajamos del subte todos juntos: ellas, vos, y yo, siguiéndote..., Te me acercaste mientras caminaba con ella, me ofreciste algo, valla a saber uno qué cosa (tal vez la felicidad eterna) y cruelmente desperté... 
No, no te recuerdo a vos, si no más bien a ese muchacho de siempre (el único capaz de crear y luego mantener viva esta obsesión); a ese muchacho con el que sueño incontables veces, y simplemente se mantiene con vida allí (y luego en mi cabeza cada vez que lo recuerdo).

jueves, 23 de agosto de 2012

Fuckin' Perfect



Maltratada, fuera de lugar, incomprendida
Miss "no pasa nada, esta todo bien", nunca me detuvo.
Equivocada, siempre cuestionando, subestimada;
Mira, todavía sigo aquí.
Linda, por favor, nunca jamás sientas
Que eres menos que malditamente perfecta;
Linda, por favor, si alguna vez sientes que no eres nada,
Tu eres malditamente perfecta para mi!
Cada día me resultas más pelotudo, es así de simple. Ya hice el "duelo" (por así decirle) correspondiente a vos. No, no te tengo rendido a mis pies, ya lo acepté (o bueno, todavía no del todo, pero con este poco basta). Sí, me encanta que seas así, así de arrogante, no pienso mentirte. ¿Pero, sabes una cosa? A mí no me tenes rendida a tus pies y jamás me tuviste, que te quede claro. Pero bueno, es cuestión de tiempo, hasta que aparezca otro pelotudo (ruego que no!) en acción.

Exasperada

Debería subir una foto. ¿Por qué? Demasiado simple: con las fotos logro entenderme mejor, o tal vez "darme a conocer" de una forma más satisfactoria que escribiendo. Algunos dicen que "escribo lindo", que les gusta leerme y un sin fin de frases semejantes..., pero aún así, yo jamás me convenzo de todos mis relatos. Nunca quedan expresados en ellos el cien por ciento de mis sentimientos. En las fotos ocurre distinto, luego de insistir un par de veces logro la ideal, o en algunas raras excepciones ocurren de inmediato. Tal vez si escribiera, y escribiera, y escribiera, quedaría como necesito que quede, pero si escribo más de una vez lo mismo se me torna aburrido, es por eso que dejo todo tal cuál quedo la primera vez (o al menos después de leerlo un par de rápidas veces, decido que así queda más o menos bien, y lo publico). En fin, esto no tiene demasiado que ver con lo que me pasa hoy...
Ayer me presentaron un par de posibilidades dadas en mi futuro. Tal vez viva en una torpe burbuja, pero escribir definitivamente no es lo mío. Al pensar en que mi blog le gustaba a algunas personas (y sin lograr entender por qué), pero seguida por estos comentarios que realmente me alegran a pesar de no estar de acuerdo con ellos (porque convengamos que aunque no crea que escribo bien o que todas las cosas que quedan acá sean coherentes, me alegra saber que alguien se toma el tiempo en entrar en alguna que otra entrada, y mismo que me diga tal vez un "me sentí identificada/o"), terminé dándome cuenta que este blog es una parte muy importante de mí. Ahora bien, me resultó demasiado inoportuno darme cuenta que muchos somos los que dependemos de un blog. Yo tengo desde hace mucho tiempo, pero siempre ocurría lo mismo con ellos, me cansaba y dejaba de usarlos..., hasta que creé este. Al principio fue igual que los anteriores, hasta que escribí una noche en la que me encontraba muy aturdida "Crónica de una Obsesión". Definitivamente desde ese entonces mi blog sufrió de un cambio repentino y completamente inesperado; yo también cambié, mi entorno, todo se volvió confuso, y ahí es donde comencé a entender que tal vez mi única solución era expresar todo lo que sentía escribiéndolo. Pero ahora me resulta absurdo. Comencé a ver que cada vez más y más gente tiene blogs, y todos buscamos exactamente hacer lo mismo; me resulta un tanto fastidioso. Jamás esperé que alguien leyera mis relatos, pero ahora los crean para que hagan eso especialmente. Me cansé, esto se volvió "una moda", aunque supongo que en algún cierto punto lo debió de ser mucho antes de que yo apareciera por acá, porque siempre sigo a la multitud. Pero no, me cansé.
No pienso cerrar obssesedwithme porque contiene en él muchos sentimientos demasiado torpes, que con el tiempo se fueron refutando o consolidando en su absurdo. Pero quería expresar de alguna forma este sentimiento de exasperación.
Besos y abrazos.

miércoles, 22 de agosto de 2012

No te encontré en el Centro, hoy. Cuarta Parte.

Podría mentirte. Podría decirte que como todas aquellas veces anteriores (y las que creo fielmente que vendrán en un futuro) fui especialmente con la estúpida esperanza de encontrarte. Pero no, no quiero mentirte. Esta tarde mi cabeza dio lugar a muchas otras banalidades, pero a vos y a tu persistencia en huir de mí la dejo por fin de lado. Como se ha hecho rutinario en mí, en pleno viaje hacia el Centro, mi reloj marcaba una hora ya pasada de aquella que había pactado previamente para llegar a destino. Por esta razón mi cabeza se perdió completamente hasta empezada la sesión. Mi futuro se interpuso ante vos (aunque es algo realmente muy extraño, ya que por lo que a mi concierne te considero pura y exclusivamente a vos como tal).
Entre mis idas y vueltas, mis pensamientos quedaron entremezclados y vos, tan sólo por hoy (por esta tarde), olvidado.

lunes, 20 de agosto de 2012


"...Y por último: todas las fotografías que quemamos, todo el pasado es sólo una lección que hemos aprendido; no me voy a olvidar. Por favor, no nos olvides."

Crónica de una Mentira Delirante. Segunda Parte


Sólo una noche bastó, ¿sabes? Sólo una noche, y ya estabas impregnado en mis sueños; en mis delirios. Recuerdo tus manos rozando mi cuerpo tan sutilmente. Recuerdo aquél beso en la escalera, el último..., recuerdo que ambos sabíamos que después de ese beso se terminaba toda nuestra historia. 
Unos pares de minutos bastaron para que me rindiera ante tus pies, ante vos. Me prometiste alguna que otra cosa que ambos sabíamos, no ibas a cumplir
Volví a verte alguna que otra vez, pero ya no eras aquél chico de cumplidos elegantes. Y pensar que yo, tan ingénua, sigo delirándote. Y en mis delirios, dejame decirte que sos todo lo que necesito que seas..., sos vos. 
Tal vez el alcohol ya hizo efecto pero recuerdo tus besos perfectamente, tus caricias y cada uno de tus susurros. Y me mata saber que me regalaste todo, únicamente por compromiso...

Crónica de lo que no fue. Sexta Parte.

Anoche volví a recordar todo aquello que no fuimos. Cada beso que no me diste, cada humilde cumplido que me ofreciste, todas las veces que me tocaste; cada una de esas miradas con temor, con odio, con desprecio, con resignación que me regalaste. Volví a fingir que no fuimos nada, y a la vez desear que hubieramos sido todo; hubiéramos sido perfectos. Hace días, meses, que no se nada de vos. Te desconozco, ¿sabés?. Quiero correr hacia vos, decirte que no podemos terminar así, que esto es realmente injusto... A veces entro en pánico. ¿Ya no me amarás? ¿Acaso no me desearás más? A veces desespero, y no encuentro calma; nunca me amaste y si me deseaste, fue sólo porque yo te resultaba utópica. Pero luego termino dándome cuenta de que a veces el Destino da demasiadas vueltas, pero que ese no es un impedimento para que yo pueda amarte. Fue mucha la espera de aquella noche, que esperar un poco más, no va a matarme.
A veces deseo ser la otra, a quien amas... O tal vez no.

jueves, 16 de agosto de 2012

Insomnio


Hoy vuelve a hacer de las "suyas" mi no querido compañero de noches frías y desoladas. Hoy vuelve a entretenerme con sus torpes enredos, fingiendo que en cualquier momento se alejará, y me dejará en plena soledad. 
Aunque me cause repulsión alguna, debo reconocer que su impensada compañía es la única que poseo; me es notablemente fiel, y jamás me abandona (en todo caso la única que abandona acá, soy yo). Para mi sorpresa, las noches no son las mismas que antes; ha cambiado todo. Siempre llega de repente, en el momento más inoportuno. Revuelve todo, como un huracán (digna es esa comparación)..., pero hoy, esta noche, en este preciso instante, no hace estragos si no más bien hiere; lastima cual golpe seco, cual palabra firme y fuerte con intención funesta. Hoy revuelve en su totalidad aquellos recuerdos del pasado, las sensaciones del presente y el miedo al futuro. Mezcla todo, junto a mi melancolía. Me muestra delante de mis ojos cada ente, me hace sentir el frío de cada torpe y absurdo sentimiento que siento (sí, los siento, aunque ya no quiera hacerlo más); Me deprime. Logra su objetivo primordial, me deja con la cabeza mareada, con todas las ideas realmente confusas. Me hiere, aunque no le importe... 
Y luego de lastimarme tan vilmente se me acerca a darme el poco calor que posee, tan cordialmente, con la intención de sanarme, para luego volver a destrozarme. Sigue haciendo de las suyas. Sé que tiene razón, lo intuyo; no valgo nada, soy una incompetente. Pero aún así, desearía que su compañía no fuera destructiva; me destruye poco a poco. Su frío me congela, me da temor. 
Me se su manera de actuar de memoria, pero a la vez lo desconozco; lo absuelvo de toda culpa, y luego me castiga. Lo acepto tal y como es, cruel, y me traiciona (una y otra, y otra vez). Aunque intente, no logro alejarme de él; estamos destinados a estar juntos, siempre terminamos en un encuentro. 
Finalmente me rindo, ante sus pies, ante mí..., y finjo que nada ha sucedido.

miércoles, 15 de agosto de 2012

No te encontré en el Centro, hoy. Tercera Parte.

Una vez más mi deseo de encontrarte fue en vano. Mi persistencia ante esta especie de capricho imberbe no da tregua, no cesa. Cada día que pasa me empeño más y más en hallarte por alguna de esas calles con nombres extravagantes; avenidas repletas de colectivos, autos y taxis, y una extraña agrupación de semáforos. Las rayas blancas que están ubicadas paralelamente me invitan a no cruzar la calle, y a la vez sí. Miro el cielo, es gris... Nada de eso importa, si te estoy buscando, todo sobra. Pero no, hoy tampoco logré mi cometido. Pero aún así volví a casa sonriente, porque sé que habrá muchas otras oportunidades para esperarte, y mi persistencia no decaerá. Algún día vos y yo nos vamos a encontrar, en el Centro, una tarde cualquiera, cuando no me estés buscando.

Crónica de una Mentira Delirante. Primera Parte

Jamás creí que una noche, finalmente, después de tantos encuentros medianamente forzados me complacieras. Desde un principio lo que nos "unió" (por así decirlo, porque esa unión nunca existió formalmente) fue que me tenías rendida a tus pies, esperando ser usada por vos.Te advertí con sigilosa cautela de la extraña e inútil posesión que habías obtenido segundos luego de haberme sonreído aquella tarde de primavera, pero creo que no te importó.
Fuimos una mentira bonito, una mentira que YO inventé. En el fondo me consuela saber que no fue cualquier tipo de mentira, ni una despiadada ni una piadosa, si no más bien una delirante; un delirio de una noche, eso fuimos. 
No sé, siento que no puedo seguir mintiéndome. No sé de qué forma relatar esta breve e insulsa historia, no logro encontrar la manera correcta; escribo algo y me arrepiento, no lo escribo y necesito decirlo. Y te juro que no es para que el mundo (o los pocos que comprenderán este enredo) se enteren, al contrario, muchos creerán obstinadamente que es una mentira de niña caprichosa, y no se permitirán la duda, como lo hago yo cada noche, cuando recuerdo tus besos. ¿Fueron de verdad?
Jamás necesité tanto tener una excusa para verte. Es que claramente nada es lo mismo que antes. ¿Y sabés qué es lo más curioso de todo esto? que desearía que nunca hubiera pasado; porque lo tuyo fue el recelo...
Pienso en aquella noche, y me lamento. Te necesito. Necesito tus besos. Necesito seguir esperándote. Necesito encontrarte. Necesito seguir viviendo de esta Mentira, aunque sea un Delirio.

domingo, 12 de agosto de 2012

Me gustaría poder tomarme al menos cinco minutos y describir de qué estúpida y patética forma me siento, pero no, me rehúso a hacerlo.

viernes, 10 de agosto de 2012

Hombre sin lugar


Vas para aquí y para allá, es como si te viera..., como si te estuviera viendo..., te vas derramando por la ciudad, un rato en aquel café con un amigo, un rato en aquel cine con una mujer, un rato en el estudio, entre papeles que se embarullan sin saber cómo, un rato caminando por la calle de esas que todavía tienen una hilera de árboles a su orilla y nos encienden la esperanza de que sea verdad que en alguna parte exista un río siempre en movimiento, con una hilera de árboles zambulléndole su sombra para que el agua la refresque.
Vas para aquí y para allá, inquieto, con una manera formal y agradable de parecer un hombre seguro de sí mismo, un hombre que está conforme con su vida y con lo que tiene.
Y esa sonrisa a medias, esa sonrisa para que las mujeres le cuelguen su deseo de sentir que te amparan...
Es como si te viera..., como si estuviera viendo...
Por fuera sos el hombre de siempre, y no le has contado a nadie que lloraste, y no te has atrevido a confesarte ni a vos mismo que el culpable pudiste haber sido vos. Y no yo, solamente yo.
El orgullo, el orgullo..., ese fuego de utilería altísima y tambaleante torrecilla de naipes; cuántos errores se cometen bajo el amparo del orgullo, en nombre del orgullo.
Por ejemplo, la huida..., y llamar a la huida: retirada honrosa.
Por ejemplo, el silencio..., y llamar al silencio: olvido total.
Necesitás una botella de whisky frente a vos para nombrarme, y echarle la culpa al licor.
¿Quién tiene en cuenta lo que dice un tipo con un vaso en la mano?
Hasta a vos te da la sensación de que lo que decís en esa circunstancia es una especie de mentira delirante.
Y de que yo fui una mentira delirante.
Y de que lo nuestro fue una mentira delirante.
Porque vos venías de sucesivas mentiras de que te dijeron y que dijiste.
Porque venías de sombras que te echabas encima sin querer o por esa manía tuya de andar siempre triste, como si la tristeza fuera la única compañía posible para tus lentos pasos.
Una tristeza que vos hiciste parte de vos mismo. Que yo traté de ahuyentar y vos defendiste como si se tratara de tu sangre.
—¿Podré creerte, de veras podré creerte o sos un invento, una mentira, como todo?
—Todo no es mentira.
—Si, hasta las estrellas..., fijate que a lo mejor estamos mirando una estrella que brilla en el cielo..., y no es verdad, porque la estrella explotó hace mil años y lo qué nos está llegando es sólo la visión de aquella luz que tuvo...
—En mí podés creer. Yo te quiero.
Y trataba, ¿tratabas?, de decirte que sí.
Aunque nunca llegaste a convencerte.
Porque bastó una tontería, una cosa de nada, un desencuentro, para que te alejaras, pensando que tenías razón, que no se puede creer en nadie.
No sé cuánto te habrás herido, pero sé cuánto fui herida yo.
Y sin embargo creo, y sin embargo quiero, y sin embargo soy capaz de darme y abrir el pecho para recibir.
Vas para aquí y para allá, es como si te viera..., como si te estuviera viendo...
Vas fatigándote por la ciudad, siempre encerrado en vos, mirando para adentro, mordiendo los nombres de los seres que no pudieron quererte porque vos no se los permitiste.
Y en ese ir y venir, en ese deambular que no se detendrá nunca, te irás llenando de soledades y de llantos que no podrás confesar a nadie.
Hombre sin lugar.
Hombre sin estrellas.
Hombre de tormentas violentas batiendo en su pecho.

Poldy Bird

miércoles, 8 de agosto de 2012

No te encontré en el Centro, hoy. Segunda Parte.

Como todas las semanas, una tarde ya pactada emprendo el viaje hacia el Centro. Muchos podrán darme la razón y decir que es un ambiente tedioso. Zapatos que hacen ruidos sobre la vereda de aquí para allá. Gente que camina apurada y, si no seguís su ritmo, son capaces de pasarte por encima. Calles angostas, y las veredas mucho más... Florida, una de mis calles preferidas. Completamente llena de gente, y de algún que otro piropeador. Colectivos repletos de gente, demasiados taxis, humo, y hoy, botas de lluvias. No, no llovió, pero aún así esto no impidió que muchas mujeres reemplazaran sus ruidosos zapatos por estas botas, que en su mayoría eran coloridas. Paraguas cerrados por doquier, pero para mi suerte ninguno abierto. En fin, un gigantesco caos. Muchos tal vez puedan decir que odien el Centro, pero yo lo amo. No se qué tiene, pero me inspira una especie de comodidad. Tampoco se por qué me resulta tan mágico, si al fin y al cabo es una ciudad más... 
Como sea, obviá todo este resumen de lo fantástico que me resulta caminar una y otra vez por esas angostas veredas; porque lo importante es que todas las semanas voy con el mismo objetivo: encontrarte. Si no mal recuerdo, esta es la quinta semana que te busco en todas las miradas de aquellos individuos con los que me tropiezo  pero aún así no te logro hallar. Hoy me pareció reconocerte en una cara bastante familiar, pero me dio pudor, porque estaba completamente segura de que no serías vos y por ende, no volteé a reconocer a ese muchacho; simplemente seguí mi rumbo ¿acaso hice mal?

lunes, 6 de agosto de 2012

Cuatro años...

Debería empezar esta entrada diciendo que el tiempo pasa, y cada vez lo hace más rápida y violentamente. Pero, ¿qué son cuatro años? Para muchos la nada absoluta, y tal vez lo sean. Pero cuatro años intentando vivir con tu ausencia, dejame decirte que son una eternidad. Son crueles, y dañan; desgarran el alma, la esperanza. ¿Qué saben ellos? Nada, si jamás tuvieron que aprender a vivir con tu sonrisa, con tus abrazos; con esa sensación de saber que en algún lado del mundo, aunque estuviéramos a millones de kilómetros de distancia, vos estabas pensando en mí, en nosotros; en ella. ¿Sabes qué sentía yo? Que estábamos protegidos. Que contábamos con tu amparo, que no había mal que pudiera dañarnos (un poco más), porque vos nos curabas todas las heridas. Porque cada "hola", cada beso, cada abrazo, cada comida que nos preparabas con amor, cada noche que nos preparabas el colchón y las frazadas (aunque fuera verano); cada vez que llamabas a casa y decíamos "Ma es la abuela", cada cumpleaños que festejábamos juntas, nos llenaba el alma. Porque sabíamos que estabas para nosotros, como nosotros para vos. Y tal vez debería hablar por mí misma, pero estoy segura de que en el fondo todos sentíamos lo mismo. Porque vemos una foto en la que estas, y sonreímos. Y todos sabemos que merecías la felicidad del mundo entero, porque eras la mejor persona que conocí en toda mi vida (¿por qué digo eras, si lo seguís siendo? Porque nadie podría superarte, porque eras buena, de alma. Eras pura, casi no tenías defecto alguno. Eras todo abu). Y cuando te fuiste, se que lo hiciste porque te sentías complacida. Nos viste a todos tan felices, que sentiste que ya no necesitabas seguir luchando, que todo estaba bien, y por eso decidiste que el Destino terminara de formar su camino... Pero abu, no sabes la falta que me hiciste. Que lindo hubiera sido compartir tantas locuras con vos (aunque no las hubieras comprendido); las peleas con mamá, la felicidad de estos últimos meses, muchos cumpleaños más. Desearía que el siete de agosto fuera un insulso día más, de todos los del montón. Pero no, ahora es especial, y triste. 
¿Sabes que pasaron cuatro años abu y todavía no logro perdonarme por lo de aquella tarde? Se que me dirías que todo esta bien, que no necesito perdonarme de nada, pero mi cabeza no me deja en paz. Se que lo sabías, porque no tengo duda alguna de eso, pero no logro perdonarme por haberte dicho un simple "te quiero". ¿Te quiero? ¿Cómo pude decirte eso? Yo te amaba, te amo. Y te juro que si tan sólo lo hubiera dicho en ese momento, estaría feliz de saber que me escuchaste decirlo. Me importa demasiado poco lo que muchos piensen. Lo que para muchos signifique un siete de agosto, o un cinco de enero, o una tarde de invierno, fría y dañina. No me importa nada más que saber que compartí llantos, charlas (como la de aquella tarde, en la que me dijiste que era como vos ¿cómo podrías hacer semejante comparación? no soy digna de ella, ni de vos); extraño tus abrazos, extraño que ablandaras a mamá cada vez que nosotros nos mandábamos una cagada, extraño que me retaras, extraño tu sonrisa, y tu forma de seguir adelante siempre. Extraño saber que en algún lado del mundo, aunque estemos a millones de kilómetros de distancia, hay alguien pensando en mí, en nosotros, en ella. 

domingo, 5 de agosto de 2012

¿Quién sabe?


¿Podría ser él a quién busco? Es decir, es tan perfecto en todo; perfecto. Y cada día que pasa descubro que es con él con quien me gustaría poder estar... ¿Cómo acercarnos? Es decir, es imposible. 
Debería intentar no ser tan idiota (por mi propio bien). Pero es lindo en algún cierto punto; hacía tanto tiempo no me sentía tan poca cosa para un chico. Ver su perfección me hace querer ser su compañera por el resto de mi vida, pero también me hace dar cuenta de cuán insignificante soy... Y seríamos perfectos juntos, lo sé. Él podría salvarme, y yo sería todo lo que él necesitara..., ¿por qué no? 
Pero tengo que ser sincera conmigo misma y aunque me duela, aceptar que yo no soy para él. Él merece alguien mucho mejor, merece todo; la perfección en su punto justo (y yo jamás podría serlo). Aunque me cueste horrores, lo debo aceptar y saber vivir con esto; no somos compatibles (aunque extrañamente, podríamos llegar a serlo). No, no lo somos. Y aunque se me parta el corazón en miles de pedazos, aunque me duela, aunque sienta infinitas ganas de desafiar a este horrible Destino, no puedo hacerlo. Lo necesito, él podría llegar a necesitarme. Es extraño que yo me sienta de esta forma, pero es tan real; real como el simple hecho de que él será feliz con alguien tan perfecto como sólo él lo merece... Y yo tan infortunada e imperfecta. Tengo que aceptarlo. 
Pero, ¿quién sabe?

viernes, 3 de agosto de 2012

No te encontré en el Centro, hoy. Primera Parte.

Debo admitir que esta tarde esperaba encontrarte. No me preguntes por qué, pero sentí que sería una buena situación cruzarte, por el centro, mientras las gotas de la lluvia caían y al menos yo me mojaba. Tan romántico hubiera sido..., bueno, olvidemos lo de romántico. Pero no, otra vez el Destino nos engañó (me engañó). 
Te busqué, juro que lo hice. En cada muchacho u hombre con el que me topaba esperaba encontrarte, pero fue en vano. Si alguno posaba sus ojos en mi, ¡ay, juro que te buscaba en su mirada! Sí, te busqué en varias, pero aún así, en ninguna te hallé. ¿Te escondiste de mí? ¿Dónde estás? Ninguno de todos ellos sos vos, ninguno. ¿Por qué carajos no logro encontrarte? 

Y el centro, y la tarde, y la lluvia..., y yo, caminando por esas calles tan angostas, perdida, sin una mísera pista de tu paradero.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Safar

Mi vida resultó ser un "safar constante". Rezaba, le pedía a alguna fuerza superior a mí que me ayudara. Al principio sólo era pedir que alguna profesora faltara, que no me tomaran una prueba, que mi vieja no se enterara de alguna mentirita piadosa..., pero ahora esto. 
Aprendí a safar; en el momento me resultaba lo más eficaz. Sí, funcionaba de la siguiente forma: si tenía una prueba para la cual no había estudiado y por alguna casualidad no la tomaban y la postergaban, yo prometía estudiar para "la próxima vez" aunque tampoco lo hacía. Si mi vieja no se enteraba de mis mentiras, me prometía a mí misma no mentirle más, por las dudas de que en un futuro fallaran mis planes; no, tampoco cumplía con eso, y allí iba junto a otro engaño, lista para "safar". 
Comencé a safar de todo, hasta el punto de que no me importaban las decisiones que tomaba; empecé a ser una ingenua, me convertí en toda una cínica. Sin darme cuenta de repente estaba "entre la espada y la pared" como quién dice (o más bien entre ser una estúpida y la posibilidad de destruirme la vida). Alguien me dijo "y bueno, pero tenes suerte" ¿de qué me sirve la suerte si me ciego? Me ofusqué hasta tal punto que siquiera mi propia salud (tanto mental como física y emocional) me importaron. 
[Continuara...]