lunes, 23 de abril de 2012

Entendí alguna vez, que todo lleva su tiempo, y que muchas veces las cosas deben pasar a su debido momento, no de inmediato, aunque así lo desee yo.


¿Entendiendo?

domingo, 22 de abril de 2012

Crónica de una obsesión. Décima Segunda Parte.

"Entro a ese cuarto, en esa casa, en ese mundo, en esa vida; entro despacio, está dormida..."

Hoy volví a soñarte. Pasó tanto tiempo de nuestro último sueño, que ya no lo recuerdo más aquel; recuerdo el de esta madrugada. 
Recuerdo como si hubiera pasado en verdad, que tu sonrisa era hermosa; que yo te parecía patética, pero dulce a la vez. Que recordabas mi vestimenta, y me buscabas por ella, pero no recordabas mi cara. Como yo no la llevaba puesta, vos no lograbas encontrarme; y finalmente te confundías... Me buscabas.
Te vi, sí, lo hice un par de veces más desde aquel último sueño; hasta hoy, me parecías absurdo. Hasta hoy, luego de tantos intentos, te había superado. Hasta hoy, me daba igual lo que hicieras con tu vida; si me hablabas,  si me ignorabas, si me veías, si me sonreías..., confieso que si me hubieras dicho que era el amor de tu vida, me hubiera resultado indiferente de todas formas. Hasta hoy, hasta esta fría madrugada, hubiera podido "olvidarte", o al menos fingir que lo hacía. Pero no, tu recuerdo vuelve a mi memoria cuando nadie lo llama; tu recuerdo sigue latente, sigue firme en su decisión de acecharme. Mataría tu recuerdo para siempre.

viernes, 20 de abril de 2012

Apartado Tercero.

Para ella, la que nunca me quiso...


"[...]Pero no, tu frase, como una gota de tinta, lo ha enturbiado todo. Todo está en mí, bullente, vivo, todos los acontecimientos de mi vida están dentro de mí, y la tinta cayó en el recipiente y, aunque levemente, le quitó la transparencia a la alegría.
Una gota de tinta.
Ya no puede lavarse.
Se ha disuelto en mi sangre. La llevaré hasta el último aliento.
"Ya no te quiero". Podrás decirme que no lo sentías, que fue por rabia, que... Pero ya está en mi sangre.
En el colmo de mi rabia, en el colmo de mi desesperación, yo hubiera querido matarte, herirte, oírte suplicarme cariño.
A veces, en el colmo de mi rabia, te odié. Pero nunca, nunca, sentí que ya no te quería. Te he gritado las cosas más absurdas, los insultos más explosivos. ¡Pero nunca te grité, ni te dije, ni te murmuré: ya no te quiero! Ni siquiera pensé alguna vez que ya no te quiero.
Todo, todo lo hubiera perdonado. Las soledades en las que me sumergís cada tanto, los celos absurdos (que terminan por enorgullecerme), los chispazos de hastío, la inaguantable terquedad. Esto no.
-Es muy difícil quererte -repetís, muy fuerte, pero solamente es un remiendo. Por más que le agregues agua limpia al vaso, sólo obtendrás un poco más de agua turbia.
Fue una gota de tinta, ¿sabés?, pero no puede lavarse, se ha disuelto en mi sangre.
La llevaré hasta el último aliento."


Una gota de tinta, Poldy Bird.

miércoles, 18 de abril de 2012

Esta entrada no es como todas las demás, tiene una pequeña particularidad, y creo saber cuál es...


Recuerdo que alguna vez vi un capítulo de una serie de televisión que solía mirar (cuando lograba concentrarme) en el cual le explicaban a una chica que padecía un trastorno bipolar. Ella lo negaba (como era de esperarse) por lo que los doctores le explicaron detalladamente el motivo de cada una de sus acciones; muchas de las cuales realizo en estos momentos. 
Lo niego. Una parte de mí desea con todas sus fuerzas que ocurra todo tal cual historia contada; historia inventada. Pero la gran parte que razona, le busca una explicación lógica, y con ella, que finalmente yo pueda comprender que todos tenemos tendencias bipolares.

martes, 17 de abril de 2012

Apartado segundo.

"[...] -Eso crees. Sé que la vida es... es... bastante linda, que se sufre, se llora, se golpean los puños contra las paredes, se odia, se huye... pero se vuelve, siempre se vuelve.
-¿A dónde se vuelve?
-A uno mismo. Yo ando por ahí, descubriendo cosas hermosísimas y llenas de colores como flores y mariposas[...] ¡vos también vas a verlo!
-¿Y de qué sirve verlo? ¿Se te mete adentro y se queda con vos?[...]
-Sí, pero cerrando los ojos se puede recordar, y recordar es como resucitar las cosas lindas.[...]
-Pobre -dijo- cuántas mentiras vas a tener que inventarte hasta llegar a ser como sos.
-Tenés razón, nena. Demasiados inventos. Y eso no hace que se evapore la tristeza. ¿Cómo podés saber tanto de mí? [...]
Era la que no quiero recordarla nunca; la que dejé abandonada [...] Y ella no se da por vencida, cada tanto vuelve, cada tanto se me aparece [...] con sus ojos ni lindos ni feos pero sí tan tristes que no se parecen a los ojos de nadie, solamente a los míos cuando me los lavo de noche y los puedo mirar tal cual son en el espejo. [...] Para que alguna vez yo pueda ser grande, para que alguna vez yo quiera asumirme, crecer. [...]"




Carta abierta a mí misma, Poldy Bird.

Olvido

Tal vez, éste sea el único relato que me describa con hechos exactos...


Ya te olvidé. No sé como ocurrió. Pensaba que nunca iba a suceder, y sin embargo, ya ves, ha llegado el olvido como llega la desesperación, como llega el miedo, el insomnio, el amanecer, la lluvia.
Tal vez no me creas, allá a la distancia (nunca fue tan grande la distancia que nos separó, nunca tan grande como ésta que te retiene en la ausencia, te enmudece, convierte lo que vivimos plenamente en un  puñado de cenizas y en un interrogante: ¿De verás sucedió?).
Ya te olvidé.
No recuerdo tus ojos de muchacho, desenfadados, acostumbrados a internarse por caminos vedados, tus ojos hachando el bosque con que defiendo mi mirada, llegando al territorio donde mi niñez corre despreocupadamente, donde mi niñez tiembla de noche porque le teme a la oscuridad, donde mi adolescencia se queda en mí y te llama... (yo no, mi adolescencia, mi caprichosa chiquilla inconformable que no quiere perder una batalla).
No recuerdo tus ojos.
No recuerdo tus manos delgadas, con venas como ríos de un mapa, cuyo itinerario yo seguía con la yema del índice, barquito. Tus manos usando de tamboriles los manteles de la cervecería.
No recuerdo tus manos.
No recuerdo tu risa. Echada hacia atrás, como una luz, con dos hoyuelos alargados entre las mejillas, dándote un aire de hombre pintado por el Greco, de campesino encontrando el camino angosto que trepa hacia Calatayud.
No recuerdo tu risa.
No recuerdo tu torso, largo, cruzado por el movimiento de aspas de tus brazos increíbles, envolviéndome como espirales.
No recuerdo tu torso.
No recuerdo verte de corbata y traje, molesto y escapándote de la camisa de cuello almidonado.
No te recuerdo de "jeens" y remera azul, con todo el verano alrededor, parado en el medio de la gente y diciéndome adiós con la mano mientras mi taxi se alejaba y me veías cada vez más borrosa, y te veía cada vez más quieto y pequeño y más punto azul latiendo en aire azul y leve.
No, no te recuerdo. Podés hacer una hoguera con tu orgullo, con tu vanidad de hombre que se cree inolvidable, que cree que puede volver en cualquier momento y yo voy a decirte que sí, que cuándo, que a qué hora, que te estaba esperando...
Podés hacer una hoguera con mis cartas. Podés hacer una hoguera donde se quemen también y para siempre, las palabras que tendí hasta tu oído como un puente de flores y de estrellas.
Porque ya no me acuerdo de vos.
Porque ya no me acuerdo; te olvidé... y si no querés creerlo, no lo creas, pero dejame repetirlo hasta convencerme. Dejame, por lo menos intentar este olvido que tarda tanto, que no llega nunca...


Poldy Bird

lunes, 16 de abril de 2012

Apartado primero.

"Sacudió la cabeza para borrar las visiones. Miró en torno, como si quisiera aprehender el mundo gélido y alucinante que lo rodeaba; un universo de letras parpadeantes, bajo las cuales se movían sombras similares a espectros... Ni un alma a quien pedir ayuda: ése no podía ser su mundo.
Sintió frío."

Elogio de la locura, Daína Chaviano.

domingo, 15 de abril de 2012

El cruel bisbiseo del pasado

"Vuelvo al pasado, porque eso es lo único que siempre supe hacer. Aferrarme a lo que alguna vez, por desgracia, fue mío; aferrarme a mi verdad, aferrarme a eso que nunca me abandonará (lo único)".


A veces suelo volver a sentir esas heridas que jamás pude cerrar, abiertas de una forma inminente. Ellas me persiguen inclusive hasta el día de hoy, nunca me abandonaron, aunque eso hubiera querido fingir. Pero acá me encuentro, pretendiendo superarlas; por temor, por ser incapaz de vivir con ellas aunque perduren abiertas...
Tras una larga noche de volver a sentirlas más abiertas que nunca; luego de volver a sentirlas al lado mío, esperando que me debilite para seguir abriéndose cada vez más y más, fortaleciéndose de mi desesperación, acechándome; siento mi miedo más fuerte que nunca. Tal vez mis motivos para odiarlas no sean lo suficientemente consistentes como los de ellas, para considerarme tan frágil; para no dudar que lo soy. Me gustaría enterrarlas en mi pasado, y no volver a revivirlas jamás. Pero a pesar de que me persigan, yo soy la que no logra resistir a la tentación de llevarlas conmigo.
El miedo, el terror a mi pasado, el terror que me sigo generando a mí misma (yo, y sólo yo) nunca desaparecerán, son más fuertes.
Con ellas a mi lado me siento más débil que nunca, y se que lo soy. Mi juicio no me permite quebrar en estos momentos, pero mi cuerpo y sobre todo mi alma, ya no lo resisten. Debería ser capaz (una vez en mi vida) de superarlas, pero no, no no no..., no puedo. Recuerdo todo lo que sufrí, y no puedo lograr entender por qué siempre tuve que fingir ser fuerte, si al fin y al cabo eso fue lo que más me dañó. Solamente yo se los problemas de autoestima que tuve que afrontar sola, porque jamás tuve el coraje de gritarlo; sí, de gritarlo a los 4 vientos...
De que el mundo se enterará de que esa niña, estaba estancada, perdida. Estaba desesperanzada... Pero por desgracia ella jamás tuvo la suerte de sentir cosas que personas completamente desconocidas le transmitían, y de esa forma, comprender que debía luchar por ser alguien, porque nadie más lo haría por ella. Pero una joven, dañada e irreparable, a pesar de tener miedo lo comprendió; lo tomo como su guía, su certeza. Lo mantuvo en su estandarte de vida, a quien levanto en lo alto, para demostrar que ninguna lucha la haría decaer. Aún así, a pesar de estar cubierta de pies a cabeza por su armadura de acero, esa que la protegía de todos los daños posibles y evitaba inclusive transmitirle algún sentimiento, ella termino decayendo más de una vez.  Pero claro está, que si bien sus heridas fueron mayores de lo que pensaban, tuvo el coraje de pasarse y salir a buscar..., a buscarse.
Aún esa joven sigue muy dañada (y este atardecer de domingo más que nunca), pero yo logré escuchar su bisbiseo; ese en el que pronunciaba que sería fuerte, hasta que su cuerpo y su alma ya no lo resistieran.



viernes, 13 de abril de 2012


Aunque me rehúse a aceptarlo, aunque lo niegue una y otra vez; 
aunque sostenga autoritariamente que es una perfecta abominación. 
Aunque insista que su ausencia seria el mejor regalo que se me podría hacer, bien se que es mentira. 
Necesito de ellos para vivir como necesito al mismísimo aire. 
Mi vida no sería lo mismo sin ustedes, queridos dominguicidios.
Sí, recuerdo mi promesa de hacerte un cambio. Pero primero dejame que ordene mis cosas, mi vida, y despues venis vos. No es que no quiera compartir con vos lo que me pasa, todo lo contrario, es sólo que pasan TANTAS cosas, que no se por dónde empezar. Siento que me persiguen para que corra, no quiero correr; por desgracia, si me quedo parada, siguen de largo sin mí, y se que después no voy a intentar alcanzarlos. Dejame que acomode todo, y prometo volver. 
Besos y abrazos.

lunes, 2 de abril de 2012

Alejarme un tiempo

"...Haría bien a la terapia alejarme un tiempo."

Hola blog, acá estoy. Tengo que confesarte que pasarme todo el día de ayer sin conectarme fue todo un desafío para mí, y más teniendo una computadora a mi alcance, sin ser usada. A la noche me tenté y puse una frase en mi twitter (la misma que puse de título en esta entrada), y sin querer queriendo revise mis menciones; te puedo asegurar que me sorprendió en verdad que él notara mi estado deprimente, sí, solamente él lo notó (gracias). Otra cosa que tengo para confesarte hoy, es que ayer me pasé la tarde viendo "Gossip Girl" y si bien enganché la cuarta temporada, tengo que reconocer que amé la serie, y quiero verla desde el principio hasta el final, por siempre.
Estuve pensando muy seriamente en mi situación, y creo que lo único que queda por hacer es manejarme sola. A nadie excepto mi vieja le importó cómo me sentía (y creeme que eso me sorprendió muchísimo, mi vieja debería estar enojada conmigo, pero no lo está). Si quiero cumplir con mis objetivos, no más distracciones (aunque hay pequeñas excepciones que planeo hacerme). Nada de preocuparme por mi entorno, ni por personas que no se merecen que lo haga; de ahora en más simplemente voy a ser yo, mi presente y mi futuro.
Como verás, tener en la cabeza grabada "Mi caramelo" me afectó un poco (mentira, es sólo que no se qué hacer para dejar de susurrarla). Anoche intenté hacer cosas de historia que son para mañana, y para mi sorpresa, muchas de las cosas que mandó no las tengo en mi libro, lo que me deja como única opción prender la computadora, otra piedra más en mi camino a olvidarme del mundo por dos días (ayer y hoy). Creo que abril viene con profundos cambios (espero) y no se si estoy completamente lista para aferrarme a ellos. Simplemente será cuestión de acostumbrarme... 
Me despido de vos, y te prometo que si logro no pensar en nadie hoy (si logro contener la tentación de conectarme) voy a hacerte un lindo cambio. Esperalo con ansias, besos.


Una de por ahí.

domingo, 1 de abril de 2012

Mi amor por mí misma es más fuerte que cualquier otra cosa. Si la sigo peleando es pura y exclusivamente por mí; es porque creo que puedo vivir mucho mejor que ahora. 
Al fin y al cabo, sola estoy mejor.