lunes, 21 de enero de 2013

Sueños para ser infinita

Me encuentro completamente abrumada de notar lo simples que son los sueños del común de la gente. No los juzgo en lo absoluto, es sólo que éste hecho me resulta aborrecedor. Bueno, verán, yo simplemente soy una chica que creció en un no muy lindo ambiente (nada era como, para mi pequeña mente retorcida, debía ser) y es por eso que me dediqué a soñar; sí, ése fue el único motivo por el cuál me mantuve de pie e incluso me levanté del suelo más de una vez. Aunque todo parecía no tener solución ante mis ojos, ante mi corazón y la parte más inverosímil de mi ser, existía la disparatada idea de que  todo se repararía algún día... Y era así, como cobraba valor y ya que no podía remediar el daño soñaba con hacerlo. Poco a poco fui soñando más y más; comencé a vivir de eso; soñar ya no era un simple rescate momentáneo, si no más bien mi refugio de la brutal realidad. Mi satisfacción era impecable.
Muchos de mis sueños se basaron en conocer lugares que posiblemente jamás conozca, tratar con personas con las que, a lo mejor, nunca tenga la suerte de tratar, o simplemente ser todo eso que sé, nunca podré ser. Pero aún así, aunque sean realmente muy absurdos, me permití soñarlos... Y créanme, no hay nada más espléndido que sentirse infinita. Y yo siempre me sentí de esa forma; cada tarde, día, o incluso tal vez noche que compartí con algunos de esos sueños fueron perfectos. Simplemente, la mejor manera que encontré para alimentar mi alma. 
Aún así, siempre eludí una parte, la más complicada para cualquier soñador; la realidad. Es ciertamente algo muy hermoso y perfecto soñar, pero siempre está ese momento de "despertar" y recordar así, que por más complaciente que sea volar por entre las nubes mismas (tal vez), posiblemente eso jamás suceda. Verán, soñar no es para cualquier persona, es mucho más duro que combatir con la realidad diariamente ya que al darse cuenta que simplemente estábamos haciendo eso, solamente soñando, debemos contender con ella nuevamente. ¿Qué clase de persona se expone a semejante locura? Sólo un kamikaze. 
Y exactamente éso somos los soñadores, kamikazes, pero felices. Y si bien me alegra saber que hay demasiados, también me apena que haya tanta gente que no se anime a hacerlo. Sí, en verdad es muy duro tener que soportar la realidad, y más cuando se sueña tan alto como lo hago yo. Y sí, se que la gran mayoría de mis sueños son completamente imposibles, pero no me importa, juro que no me importa. ¿Por qué? Porque la satisfacción de sentirme infinita, nadie me la puede arrebatar. Y juro, que me encantaría poder hacerlos realidad, para de esa forma ser infinita.

sábado, 19 de enero de 2013

Crónica de una Obsesión. Décima Séptima Parte

Te soñé. Sí, otra vez te volví a soñar. Pero hubo una diferencia a todos esos sueños anteriores ¿sabés?, finalmente pude soñar con ese que realmente sos, y no con el que mi cabeza creó. Tu rechazo era continuo  ¿sabés?. No, claramente no lo sabés. Porque yo sola me permití dogmatizarte. Admití que vos eras perfecto ¿sabés? y lo más trágico fue no creerle a cualquiera que intentara refutar mi torpe idea; porque sólo fuiste eso, una idea
Y acá me tenés, escribiéndote un sábado por la mañana, después de soñarte, simplemente porque nunca habías sido tan cruel conmigo... Y ni siquiera en esta oportunidad pasó en realidad, ¿te das cuenta? No sé después de cuánto tiempo volviste a aparecer, pero andate así como llegaste, por favor. ¿A quién quiero y puedo engañar? (tal vez sólo a mí), nunca te fuiste. Tal vez simplemente te hayas escondido, esperando un momento de vulnerabilidad para aparecer nuevamente. ¿Y lo peor? Te esperaba.
Quiero odiarte y no puedo. Dejame odiarte, por favor.

viernes, 18 de enero de 2013

"No hay chances" y yo ya lo sabía, bueno, lo suponía. 
Es realmente muy triste ilusionarse tanto con una idea que se sabe desde el principio es completamente imposible pero que es tan perfecta que hacerlo te transforma en alegría pura, en satisfacción..., en un estúpido. Pero se es feliz, porque hasta el mismísimo momento es que te das cuenta (realmente te das cuenta) de que tan sólo era una ilusión no te sentís de esa forma, claro que no. Bueno, yo ya me sentía así; sospechaba que no iba a suceder todo tal cual lo imaginaba, porque sabía muy bien en el fondo, que era imposible concretar todo. Y ahora, que ya comprendí que en verdad nada va a suceder, espero un rescate. Una mano que me salve, que me deje seguir ilusionándome. Que en verdad esto sea una mentira, que haya chances, muchas chances, y solamente estén tratando de sorprenderme y que todo está perfecto... Y nada de eso va a suceder, porque sólo era una ilusión, yo una estúpida, y nadie se preocupa por sorprender a la gente para hacerla feliz.
Irme lejos. Escapar.
Suelto frases varias en mi cabeza, pero ninguna resulta coherente y mucho menos acorde con mis sentimientos. 
La idea de escaparme es la más persistente en esta historia. Tan segura de sí misma que no puedo hacerla desaparecer. Sin embargo también aparece otra figurita repetida (miles de veces) que intenta apoderarse. La idea de la sorpresa. Para mi compasión, siempre me ilusiono con esa torpe idea, pero nunca jamás sucede como lo espero (directamente no sucede).

miércoles, 9 de enero de 2013

Confesiones a las 3:00 a.m.

Bueno, después de haber torturado a mi pequeña cabeza acostumbrada a no hacer nada con tres capítulos seguidos de Awkward sólo puedo pensar (sí, nunca un poco de paz). 
La otra mañana o tarde o incluso tal vez noche hablando con mis amigas llegué a la conclusión de cuál era el motivo por el cual me sentía tan identificada con dicha serie. En verdad el que encontré (pero que estoy segura no debe ser el único que exista) es las relaciones amorosas que tiene la protagonista...
Desde que tengo memoria, siempre los chicos con los que "andaba" me "escondían". Bueno, no todos. Incluso creo que la mayoría me mostró porque claramente "sólo andábamos", como cualquier adolescente común y corriente. Pero hubo uno, hace mucho que creo fue el que más me marcó. Nunca le pedí ser novios, ni andar por ahí de la mano, ni que lo supiera todo el mundo. Aunque esto último sé que lo sabían, porque es complicado que no se sepa en un barrio tan chico... A lo que voy, no se supo exactamente porque él lo dijo ni porque él hubiera querido que así pasara (en cambio si me preguntaban a mí, la respuesta claramente hubiera sido otra). No, no estaba enamorada de él, fue más larga la historia, pero sólo supongamos que era otro chico más del montón (por que sí, siempre todos me resultaron lo mismo, tan sólo "uno más"). De todos modos, le permití esconderme. A él y a muchos más. Y los entiendo, quién querría mostrarse con una chica que todos ya saben no va a durar más de dos o tres veces. Pero aún así no puedo superarlo. Entiendo que a veces haya tenido que ser así, si tenían novias o sí simplemente era para no fomentar habladurías... Pero igual, ese acto de callar, de hacer de cuenta que apenas nos conocemos, o "somos amigos", siempre me dolió. Y bueno, todavía no lo supero.
Claro que a esos que me "esconden" se contraponen los que no les importa mostrarme. Los que no les importa ser precavidos, ni que los vean con esa chica que todos saben va a cambiar de parecer a la semana (con suerte). ¿Y qué, qué con eso? Nada. Soy experta en quejarme. Todos conocemos a alguien o tenemos una amiga/o que siempre dice "nadie me da bola", pero la verdad es que es mentira. Bueno, en este caso esa  amiga soy yo. No es que tenga a todos los chabones a mis pies (es más no tengo a nadie a mis pies), pero la verdad es que siempre hay un chico con el que me gusta hablar, siento que lo quiero, no me "esconde" e incluso es con el que podría formar una pareja como la que tanto anhelo formar..., pero nada, corto todo. ¿Por qué? No lo sé, tal vez nunca me permití amar, y ese creo es el motivo más fuerte. No amo, nunca lo hice y tampoco quiero hacerlo en este momento. 
¿No será hora de cambiar de pensamiento?

domingo, 6 de enero de 2013

¿Nunca sintieron esa especie de calma que nos satisface desde lo más profundo de nosotros? 
¿Nunca sintieron que todo estaba perfectamente bien?

viernes, 4 de enero de 2013

Never Grow Up


Desde que tengo memoria nunca me gustó cumplir años (sí, otra de las tantas cosas que me caracterizó como extraña). Por lo general cuando se es chico la llegada del cumpleaños alegra..., bueno, claramente no a todos por igual, a otros menos que más y en mi caso nunca sentí felicidad en lo absoluto. Tal vez la época no ayuda; no sé, tal vez si hubiera podido realizar una sola fiesta en la escuela, con una torta enorme para compartir y que todos me cantaran y que..., bueno, eso dentro de todo es un tema a parte, nunca podría haber cambiado la fecha en la que nací. Tampoco podría haber cambiado el simple hecho de tener que festejar todos mis cumpleaños con mi hermana, tres días atrasado (no le hecho la culpa a nadie, son sólo cosas que a veces las personas adultas creen que están bien, cuando en verdad no lo están). Sí, la única vez que de chica festejé mi cumpleaños con amigos fue a los ocho años, y en diciembre. Absurdo, ¿verdad?
Cuando compartía el cumpleaños con mi abuela, era lindo. Aunque siempre era una misma torta para las dos, y cada amiga o familiar que la llamaba para desearle felicidades me las terminaba deseando a mi también porque claramente mi abuela tenía una boca muy grande y les explicaba a cada uno y con demasiada paciencia que también ése era mí día. Me acuerdo que me molestaba mucho eso, y que para colmo se repetía todos los años. Pero llegó un momento en el que no se repitió más, y ahora lo extraño. Y Dios bien sabe que si fuera por mí volvería a ser esa chica de trece años, para así al menos compartir nuestro último 5 de enero (claro que sin saberlo). 
Nunca me gustó mi cumpleaños, pero aún así siempre odie mucho más los malditos cuatro del primer mes del año. Esa angustia que se apodera de mí y ese odioso entusiasmo de saludarme pasadas las cero horas que se apodera de quienes me rodea y me obliga a sonreír y repetir sin cesar frases como "muchas gracias" o mucho peor aún tener que agregarles un "sí, la estoy pasando bien". No, en verdad no lo estoy haciendo. Todos mis cumpleaños son la misma farsa, pero nunca nadie lo entiende, y aún así siguen deseándome que ese "sea el mejor día", no, claro que no.
Más allá de todo eso, hoy me pasa algo particular y es que durante mucho tiempo repetí sin parar la frase "cuando tenga 18". Ya no falta nada para que teóricamente pueda hacer el sin fin de cosas que planee algún día hacer cuando cumpliera esta edad, y sin embargo no estoy feliz. Si fuera por mí pararía ahora todo. Sí, una hora y media antes de finalmente llegar a esa maldita edad tan esperada rebobinaría todo, y seguiría siendo esa chica extraña pero tan común por fuera, que jamás se inmutó por vivir la vida que ella quería. 
Pero no, ya es hora de un cambio y presiento que éste es el momento indicado de realizarlo.