Me encuentro completamente abrumada de notar lo simples que son los sueños del común de la gente. No los juzgo en lo absoluto, es sólo que éste hecho me resulta aborrecedor. Bueno, verán, yo simplemente soy una chica que creció en un no muy lindo ambiente (nada era como, para mi pequeña mente retorcida, debía ser) y es por eso que me dediqué a soñar; sí, ése fue el único motivo por el cuál me mantuve de pie e incluso me levanté del suelo más de una vez. Aunque todo parecía no tener solución ante mis ojos, ante mi corazón y la parte más inverosímil de mi ser, existía la disparatada idea de que todo se repararía algún día... Y era así, como cobraba valor y ya que no podía remediar el daño soñaba con hacerlo. Poco a poco fui soñando más y más; comencé a vivir de eso; soñar ya no era un simple rescate momentáneo, si no más bien mi refugio de la brutal realidad. Mi satisfacción era impecable.
Muchos de mis sueños se basaron en conocer lugares que posiblemente jamás conozca, tratar con personas con las que, a lo mejor, nunca tenga la suerte de tratar, o simplemente ser todo eso que sé, nunca podré ser. Pero aún así, aunque sean realmente muy absurdos, me permití soñarlos... Y créanme, no hay nada más espléndido que sentirse infinita. Y yo siempre me sentí de esa forma; cada tarde, día, o incluso tal vez noche que compartí con algunos de esos sueños fueron perfectos. Simplemente, la mejor manera que encontré para alimentar mi alma.
Aún así, siempre eludí una parte, la más complicada para cualquier soñador; la realidad. Es ciertamente algo muy hermoso y perfecto soñar, pero siempre está ese momento de "despertar" y recordar así, que por más complaciente que sea volar por entre las nubes mismas (tal vez), posiblemente eso jamás suceda. Verán, soñar no es para cualquier persona, es mucho más duro que combatir con la realidad diariamente ya que al darse cuenta que simplemente estábamos haciendo eso, solamente soñando, debemos contender con ella nuevamente. ¿Qué clase de persona se expone a semejante locura? Sólo un kamikaze.
Y exactamente éso somos los soñadores, kamikazes, pero felices. Y si bien me alegra saber que hay demasiados, también me apena que haya tanta gente que no se anime a hacerlo. Sí, en verdad es muy duro tener que soportar la realidad, y más cuando se sueña tan alto como lo hago yo. Y sí, se que la gran mayoría de mis sueños son completamente imposibles, pero no me importa, juro que no me importa. ¿Por qué? Porque la satisfacción de sentirme infinita, nadie me la puede arrebatar. Y juro, que me encantaría poder hacerlos realidad, para de esa forma ser infinita.