viernes, 26 de julio de 2013

My way in the world


Trabajo en una tienda,
no es para lo que estoy hecha;
vivo por mis descansos 
y sé que afuera hay algo más,
hay tanto por explorar
pero se siente tan lejos.

No estoy perdida,
sólo estoy encontrando mi camino en el mundo.
No estoy perdida,
sólo estoy encontrando mi camino en el mundo;
en éste grande y viejo mundo.

¿Alguna vez te haz preguntado
hacia dónde van tus sueños?
¿Has sentido como si estuvieses cayendo 
bajo todo?
¿Alguna vez te haz preguntado
hacia dónde van tus sueños?
¿Has sentido como si estuvieses cayendo 
bajo todo?

No sé si es bueno o malo
caminar por las calles sin ti;
no tengo muy claro lo que quiero,
pero si hay una cosa que tengo
y es una muy buena idea de quién NO quiero ser.

No estoy perdida,
sólo estoy encontrando mi camino en el mundo.
No estoy perdida,
sólo estoy encontrando mi camino en el mundo;
en éste grande y viejo mundo.

¿Alguna vez te haz preguntado
hacia dónde van tus sueños?
¿Has sentido como si estuvieses cayendo 
bajo todo?
¿Alguna vez te haz preguntado
hacia dónde van tus sueños?
¿Has sentido como si estuvieses cayendo 
bajo todo?

No quiero estar en una tienda, ni en un trabajo
¿puedo tomar asiento en las primeras sillas del autobús
y ponerme mis auriculares?
Y justo ahí, en un flash, mientras caen lágrimas en mis mejillas,
de repente puedo ver que...

No estamos perdidos,
sólo estamos encontrando nuestro camino en el mundo.
No estamos perdidos,
sólo estamos encontrando nuestro camino en el mundo;
en éste grande y viejo mundo.

¿Alguna vez te haz preguntado
hacia dónde van tus sueños?
¿Has sentido como si estuvieses cayendo 
bajo todo?
¿Alguna vez te haz preguntado
hacia dónde van tus sueños?
¿Has sentido como si estuvieses cayendo 
bajo todo?
¿Alguna vez te haz preguntado
hacia dónde van tus sueños?
¿Has sentido como si estuvieses cayendo 
bajo todo?
¿Alguna vez te haz preguntado
hacia dónde van tus sueños?
¿Has sentido como si estuvieses cayendo 
bajo todo?

No estoy perdida,
sólo estoy encontrando mi camino en el mundo;
en éste grande y viejo mundo.


Nina Nesbitt

Rejunte de sentimientos

Acá estoy, otra madrugada más. Desvelada, enterándome de los problemas de alguien más (no por obligación, pero mucho menos por placer). Otra noche más desperdiciada. Otra noche más en la que siento la estúpida necesidad de acurrucarme en la cama, abrazar algo (lo primero que encuentre, una almohada tal vez...) y dormirme profundamente. Pero no puedo hacerlo, tengo que tomar un medicamento a las 2 a.m. y como siempre termino cambiando el horario de los remedios esta vez no puedo darme el lujo de hacerlo; ésta vez es más complicado que las veces anteriores. Mucho más complicado...
Con el tiempo todo se va haciendo más complicado ¿o a caso es sólo que nosotros lo sentimos así? ¿todo sigue siendo tan fácil como cuando tenía 3 años y un paquete de "Rocklets" solucionaba cualquier problema que tuviese? 
A veces suelo preguntarme si la vida de todas las personas son tan o más raras que la mía; si son tan trágicas más que nada. Todas las personas tienen problemas, pero... ¿a todas les pasa que cuando están solucionando uno o tal vez superando un trauma llega otro nuevo para volver a complicarles la vida?
¿Cómo es que mi vida se sigue complicando cada vez más? ¿Y cómo es que sigo estando acá? Me estoy quedando estancada, pero aún así sigo creyendo en esa pequeña esperanza (que cada vez va aumentando) que me insiste en que todo puede cambiar. Y sé que algún día mi vida va a cambiar; YO voy a cambiar (denlo por sentado).
No, no es que me moleste ser quién soy. Pero hay cosas que todavía no logro mejorar de mi misma, y quiero hacerlo únicamente por mi propio bien. Como por ejemplo esas ganas irremediables de huir todo el tiempo; esas ganas de escapar que no se van. O tal vez esa estúpida manía de querer que la gente vea el mundo de una forma más positiva; o ese maldito capricho de seguir dejando que los problemas de alguien más se conviertan en mis propios problemas. O ese enfermizo antojo de una increíble sorpresa que nunca llega... O peor aún, el hecho de estar acá sentada escribiendo, porque no se la manera de expresar lo que me pasó el jueves, y por el momento a nadie parece importarle.

domingo, 7 de julio de 2013

No more


Siento un escalofrío tremendo. ¿Qué me pasa? ¿Desde cuándo volví a ser ésto? Hacía demasiado tiempo no se me erizaba la piel de ésta manera... 
Siempre fui la chica que se aferraba a un completo extraño que sabía darme justo lo que yo necesitaba en el momento exacto; siempre fue así. Pero sólo lo hacía cuando me sentía perdida (no sola, que de hecho son dos conceptos totalmente distintos, debo aclarar). Cuando despreciaba mi cuerpo, o a mí misma, recurría a algún muchacho que con mucho gusto me demostraba cuán equivocada estaba. Sin darse cuenta me valoraba, y me hacía abrir los ojos. Y así fue en todo momento... Cuando necesitaba escapar de mi misma, hice lo mismo; cuando deseaba libertad mas que ninguna otra cosa en el mundo elegí a un chico que, hoy, puedo asegurar no fue mi mejor elección (sí, me equivoqué, lo reconozco).
Pero ojo, claro está que una vez que me encontraba a mi misma, una vez que reencontraba el rumbo, me alejaba. Cuando empecé a valorar quién era realmente yo (tanto por fuera como por dentro), cuánto valía en verdad, me alejé. Cuando entendí que no necesitaba de ciertas cosas para ser libre, me alejé. Cuando me sentí completa, no busqué aferrarme desesperadamente a los brazos de ningún muchacho incapaz de comprenderme; simplemente me aferré a mí misma.
Y hoy, que al parecer me encuentro perdida, de repente comienzo a considerar lo que sean tal vez ¿"oportunidades"? (mentira, ¡sólo una!), y no puedo comprender por qué lo hago. ¿A qué quiero llegar, al punto en el cual encuentro mi camino y me alejo? Porque nadie me cree cuando digo que sólo se usar a la gente (sobre todo a los chicos, claro está). Porque al decir esas palabras creen que soy una especie de chica fácil (zorra) y se ríen de mí (porque claramente estoy lejos de serlo). Nadie llega a entender lo que yo siento cuando veo a un chico que me agrada. El miedo a usarlo es más fuerte que yo. Porque a fin de cuentas, lo único en lo que soy buena es en aferrarme a desconocidos hasta que me siento segura para seguir con mi vida, pero sola. Y es imposible verlo con otros ojos, es sumamente imposible creer que ésta vez no va a suceder lo mismo. Lo sé, lo siento dentro mío; estoy jugando con él, así como antes le tocó a algún otro. Y no quiero usarlo, no a él. De hecho no quiero usar a nadie, prefiero ser usada... Así, al menos, no me sentiría la basura que me siento ahora (y me sentí siempre).