No me importa si en estos momentos mi vida está estable. No me importa si tu recuerdo volvió a aparecer, o se esfumó para siempre. No me importa si vas a volver. ¡No me importas! No me importa si tengo la chance de hacer todo bien, o de equivocarme. No me importa si todos están de acuerdo conmigo, o no. No me importa nada... Estoy buscando las mil y un escusas absurdas e incoherentes para autodestruirme una vez más. Estoy buscando desesperadamente un motivo para dar vuelta otra página de mi vida, y empezar una nueva; mancharlas con mi orgullo todas. No me importas ni vos, ni ellos, ni yo. No me importa nada más que mi deseo insaciable de destruir lo poco que me queda de vida (esa que me costó horrores estabilizar); destruirme. Quiero destruirme. Quiero poder tomar el toro por las astas (como quién dice), darme la vuelta, juntar mis cosas y desaparecer de este entorno asfixiante. Quiero que me veas (vos y todos ellos) yendome, decidida, cambiante; lista para comenzar una nueva vida..., comenzar a destruirla.
Me quiero autodestruir, entendelo; aceptalo. Esa es mi ideología, es la única forma de vivir que se (y acepto). Dejame hacerlo libremente. Me costó tanto esfuerzo y desdicha llegar a donde estoy hoy, que me lo merezco; es mi vida, ¿no? Dejame autodestruirme...