domingo, 7 de julio de 2013

No more


Siento un escalofrío tremendo. ¿Qué me pasa? ¿Desde cuándo volví a ser ésto? Hacía demasiado tiempo no se me erizaba la piel de ésta manera... 
Siempre fui la chica que se aferraba a un completo extraño que sabía darme justo lo que yo necesitaba en el momento exacto; siempre fue así. Pero sólo lo hacía cuando me sentía perdida (no sola, que de hecho son dos conceptos totalmente distintos, debo aclarar). Cuando despreciaba mi cuerpo, o a mí misma, recurría a algún muchacho que con mucho gusto me demostraba cuán equivocada estaba. Sin darse cuenta me valoraba, y me hacía abrir los ojos. Y así fue en todo momento... Cuando necesitaba escapar de mi misma, hice lo mismo; cuando deseaba libertad mas que ninguna otra cosa en el mundo elegí a un chico que, hoy, puedo asegurar no fue mi mejor elección (sí, me equivoqué, lo reconozco).
Pero ojo, claro está que una vez que me encontraba a mi misma, una vez que reencontraba el rumbo, me alejaba. Cuando empecé a valorar quién era realmente yo (tanto por fuera como por dentro), cuánto valía en verdad, me alejé. Cuando entendí que no necesitaba de ciertas cosas para ser libre, me alejé. Cuando me sentí completa, no busqué aferrarme desesperadamente a los brazos de ningún muchacho incapaz de comprenderme; simplemente me aferré a mí misma.
Y hoy, que al parecer me encuentro perdida, de repente comienzo a considerar lo que sean tal vez ¿"oportunidades"? (mentira, ¡sólo una!), y no puedo comprender por qué lo hago. ¿A qué quiero llegar, al punto en el cual encuentro mi camino y me alejo? Porque nadie me cree cuando digo que sólo se usar a la gente (sobre todo a los chicos, claro está). Porque al decir esas palabras creen que soy una especie de chica fácil (zorra) y se ríen de mí (porque claramente estoy lejos de serlo). Nadie llega a entender lo que yo siento cuando veo a un chico que me agrada. El miedo a usarlo es más fuerte que yo. Porque a fin de cuentas, lo único en lo que soy buena es en aferrarme a desconocidos hasta que me siento segura para seguir con mi vida, pero sola. Y es imposible verlo con otros ojos, es sumamente imposible creer que ésta vez no va a suceder lo mismo. Lo sé, lo siento dentro mío; estoy jugando con él, así como antes le tocó a algún otro. Y no quiero usarlo, no a él. De hecho no quiero usar a nadie, prefiero ser usada... Así, al menos, no me sentiría la basura que me siento ahora (y me sentí siempre).

No hay comentarios:

Publicar un comentario